viernes, 30 de julio de 2010

OCASO

Mi producción de caligramas fue, desde sus inicios, allí por 1980, utilizó todas las tipologías, desde el caligrama pictórico (la escritura del caligrama, un poema, compone un dibujo reconocible cuya simbología coincide con el contenido del poema) al caligrama gráfico (la escritura, a máquina de escribir o, posteriormente, a ordenador compone un dibujo en relación con el contenido del poema) y desde éste al pictograma caligramático (claramente un dibujo que contiene un poema en relación simbólica con el dibujo) y el pictocaligrama (simbiosis del dibujo con el caligrama y el contenido del mismo) y hasta, más escasamente, el poema visual (las letras, con sentido o no, componen una imagen con un valor simbólico y un mensaje lírico), y el caligrama, pictograma caligramático, pictocaligrama o poema visual componer una imagen figurativa (sea detallada y retratística, o no; es decir, genérica y, en algún caso, caricaturesca) o abstracta y, así como el pictograma caligramático, el pictocaligrama y el poema visual, siempre es total, el caligrama, ser total (todo el poema compone una única imagen, un caligrama único), parcial (una caligrama, que contiene una parte del poema, ocupa una parte del mismo y el resto del poema utiliza la forma habitual, no caligramática), local (un caligrama parcial que aparece en una localización determinada y específica del poema por su relación simbólica y de recorrido, adquiriendo un sentido de dramatización del tipo clímax dramático), mixto y alterno (en el recorrido de un poema, se alterna el poema en forma no caligramática con el poema en forma caligramática, generalmente, con distintos caligramas con sentido de clímax dramático) y el caligrama de recorrido (sucesión de varios caligramas con sentido simbólico y de clímax sin que aparezca, o casi sin aparecer, partes del poema en forma no caligramática).

En el caso de Ocaso, el poema toma la forma de un caligrama gráfico total, pues visto como
un conjunto, el poema nos presenta la evolución de un astro, supuestamente, un Sol, cuya evolución de casquete y meridianos, nos da el recorrido de un disparo visto desde el estallido, en fuego, en la bocacha del arma, para ser luego muerte que se oculta en la inmensidad de la llanura, el Mundo, éste, la propia Tierra vista desde la cruel humanidad del cazador y se hace proyectil interrogante hasta alcanza su víctima, hombre o animal, en definitiva, lo segundo como cuerpo que viaja con su astro devorado (el proyectil), desde la vida, al dolor del impacto, a la herida que se agrava y se ahonda para llegar a la muerte. Un disparo, astro en la percusión de su salida, sol-proyectil que viaje hacia su ocaso en la víctima, que por anónima puede ser cualquiera porque
el cazador es la concreción relativa de la Muerte en quien la ejecuta, el proyectil ser arma, traición, enfermedad, tortura (física o psicológica), el vehículo del ejecutor y su sentencia y la muerte, física o mental, o ambas, de la víctima, el resultado cotidiano dela crueldad de la Muerte, del ajecutor-cazador y de la vida, en sí misma, que tiene,, en su esencia la muerte contenida por ser vida.

Y, a su vez, cada imagen puede ser un caligrama parcial. El Sol, visible y pleno, el proyectil que nació, estrella en destellos en la bocacha del arma; su llegada, Muerte, astro en su ocaso, que se oculta en la piel de la vida; y el horizonte,la piel, en la tierra, el cuerpo que muere: impacto, caida y viaje vertiginoso de la Vida a la Muerte, dolor que se arrastra, sangre, vida que se huye, inmóvil cuerpo inanimado de muerte y espíritu que huye dejando un cuerpo delator de nuestro destino que nos avisa de que cualquier día serás tú quien la Muerte se lleve, súbita o anunciada, pero verdad cierta e intransferible...



martes, 27 de julio de 2010

BUSCANDO AQUELLA MARTA

A diferencia de aquel Marta, amada Marta, un caligrama sobre un retrato realista, éste no busca la perfección del retrato que supondría reflejar de forma realista y detallada un instante concreto sino que busca una imagen idealizada y sumaria de las sensaciones deseadas. No busca anclarse a un momento perfecto y determinado evocado del pasado sino una serie de sensaciones
sentidas como perdidas en el correr del tiempo. Por eso no es una imagen realista y detallada, sino una imagen sumaria e idealizada del ser amado. La imagen busca los rasgos preferenciales y prescinde de los detalles. Es un imagen más nebulosa y menos concreta, dejando a la palabra que contiene, a los sentimientos expresados, la fuerza del poema y del caligrama. Y los sentimientos hablan del paso del tiempo que convierte la fogosidad en rutina que hará harina de distancia en un horizonte plano donde se busca la sinuosidad, los abismos y las cordilleras de los dolores profundos y de las efusividades ígneas... Todo parecerá un páramo, una llanura apisonada por el rodillo de los relojes... Y, sí, el tiempo es una locomotora que no para hasta la estación de término, pero yo subí a ella con mi amor a cuestas y sigue en el motor, ampliando la distancia aunque no sea siempre consciente de ello.

El poema que contiene dice así:

Me columpio en tu rostro
y alí te busco...:
amada,
amada...
¡Mírame!... Abre tus verdes ojos
y cúbreme de versos
y finge que alguna vez me quisiste.
Oh!, mi imán, mi reina.
Tus labios de fuego,
dime, cielo:
¿Dónde están?.
Yo sé que los vistió
la nada del tedio
del molino del tiempo.

Lloran las horas que se caen de los relojes,
retociéndose
de espejos que se pierden
y de retratos perdidos en el tren.
Llueven los cabellos
que retuercen tus recuerdos.
Llueven, llamándose a voces.
A voces con sus tambores
fieros.
Llueven para diluirse con nosotros
cuando sólo seamos ecos
que se buscan infinitamente...

DA IGUAL...
¡¡QUÉ RUEDE!!
MOLIDO ESTÁ MI AMOR,
PERO, MI CORAZÓN
TE QUIERE.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

sábado, 10 de julio de 2010

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO



Amparado en diseño simbólico, poema, dibujo, caligrama, se hermanan en uno para repetirme en la soledad del esfuerzo, uno más, como todos, mi rostro, mi cuerpo que fue y fue dejando de serlo para deformarse a medida que el molino de la vida pierde su ímpetu, quizás su propia esencia, pero así, desnudo ante el tiempo fui primero imagen que huye de sí y explica su impotencia ante sí mismo, corredor de fondo que se hace al vivirse...:

Y al decirse en su carrera se hizo espejo en su poema:

La soledad del corredor de fondo,
allí donde se alargan las distancias,
buscando está indefinidas estancias
que poco a poco van calando en lo hondo.

Querer parar allí, punto redondo,
y no poder...: ma arrastran las fragancias,
el asfalto que alarga las distancias
y estira mi reloj, y no me escondo...

Correr, correr... buscando hasta mi sombra.
Y el viento corre tras de mí y me alcanza,
silbando mientras murmura y nombra

mi sino, vértigo, reloj y danza...
Correr, correr hacia el último abismo
y allí atrapar a mi alma y a mí mismo.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

y ver fundirse mi imagen pasada, mi poema infinito en un caligrama que me retrata utópico y pasajero, en ese ayer que prolonga mi poema en su constante vértigo vital...

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ